La inteligencia artificial es cabal para que los robots logren mayor autonomía, por ejemplo, reaccionando a su entorno (objetos en su trayectoria, piezas aleatorias en un contenedor, instrucciones de voz…).
La robótica, además, debe ser de fácil implementación y de uso intuitivo para eliminar brechas tecnológicas entre grandes y pequeñas empresas. Y, no menos importante, abrirse a otros mercados, como el sanitario. La COVID-19 demostró la utilidad de los robots móviles, que recorrieron hospitales y plantas de producción para desinfectar los espacios.